La descarbonización de la economía no tiene cabida sin los avances tecnológicos y la digitalización. En este camino, Europa se enfrenta a grandes retos, como el desarrollo de una novedosa industria libre de emisiones, una guerra comercial por su liderazgo, la urgencia de desarrollar un todo un parque de movilidad eléctrica o la necesidad de adaptar los antiguos sistemas eléctricos al nuevo paradigma energético. Thomas Kiessling, el director de Tecnología (CTO) de Siemens Smart Infrastructure, ha abordado en una entrevista con elEconomista.es las grandes barreras y oportunidades que ocupan el foco del debate actual.

Las subvenciones de la Ley de Reducción de la Inflación de (IRA) en EEUU han despertado fuertes preocupaciones en Europa, ¿ve peligro de una «fuga» de la industria europea?

Veo claramente un peligro. Es verdad que los incentivos y la facilidad para invertir que ha puesto Estados Unidos es muy fuerte, lo vemos nosotros mismos desde Siemens. Sin embargo, esto ya existía antes de la IRA. Es el caso, por ejemplo, de la energía eólica, donde los estadounidenses han creado una fuerte industria. En Europa nos encontramos con tres problemas: la menor cultura de las inversiones, las trabas a la hora de obtener permisos y la lentitud de la regulación europea. Influye que en Estados Unidos hay mucho capital privado, cosa que no sucede en Europa, pero también nos encontramos con un desarrollo de la regulación a nivel comunitario que requiere mucha mayor agilidad.

¿Qué le parece la creación de un Fondo Europeo Soberano?

Me parece muy apropiada la idea de crear un fondo común para una masa crítica, pero hay que tener en cuenta el volumen de los fondos. La capacidad y el interés por el desarrollo de nuevas tecnologías también existe en Europa, pero solemos encontrarnos con problemas a la hora de realizar las inversiones a gran escala. Sin embargo, hay bastantes ejemplos de empresas europeas que han crecido a este lado del Atlántico y después han descubierto el mercado estadounidense, lo que demuestra que la escalabilidad en el Viejo Continente es posible. Es lo que hace Siemens aquí en Helsinki, dar los ejemplos de innovación y después portar todo esto a otros países como Estados Unidos. Está el ejemplo de las microgrids. En colaboración con el productor finés de calefacción urbana y electricidad Lempäälän Energia, Siemens ha creado el proyecto Lemenem con el objetivo de construir una microrred en un distrito empresarial clave.

¿En qué consiste este proyecto?

La idea básica del proyecto es construir un entorno operativo inteligente y energéticamente autosuficiente que asegure el suministro de energía de la zona. Se busca aprovechar la energía solar de forma constante en una zona específica mediante el almacenamiento de energía. Las dos plantas solares, con 13.000 paneles en total, son la parte más visible del sistema y producen 3.600 MWh de electricidad al año. El sistema también incluye motores de gas, pilas de combustible y una batería que ayudan a equilibrar las fluctuaciones momentáneas de potencia del conjunto de paneles solares. Este sistema energético no existe en Estados Unidos, por lo que representa una oportunidad para ser implementado.

¿Cómo se sitúa Europa en materia de digitalización de las redes y qué papel tienen operadores del sistema como Red Eléctrica?

En Europa falta digitalizar las redes. Hasta ahora, el enfoque de la normativa europea está en el capex, es decir, en invertir en las tecnologías convencionales. Sin embargo, lo que hace falta es incentivar la digitalización de la red y la búsqueda de otras maneras de innovación. También es una cuestión de los operadores europeos del sistema eléctrico. Muchos todavía no tienen la capacidad ni la cultura de digitalizarse. Hace unos meses, en un debate que tuve con la presidenta de Enedis (empresa pública responsable de la gestión de electricidad en Francia), la gente le preguntaba cuál era el principal problema que se encontraba para la transformación de la compañía. Su respuesta era el upskiling, es decir, la mejora las habilidades y competencia tecnológicas. En los operadores de energía falta capacidad en este ámbito.

España apagará todas sus nucleares en 2035, ¿están preparados los sistemas europeos para abandonar tecnologías de generación estable como esta?

Depende del enfoque de cada país, lo importante aquí es que el sistema eléctrico funcione. España tiene mucha energía solar y eólica, de modo que puede llegar a un porcentaje de generación renovable muy alto rápidamente, pero la clave está en encontrar un equilibrio entre las tecnologías que forman el mix energético. Esto dependerá completamente de las características y la política de cada país.

¿Cree que existe un retraso en la implementación de la movilidad eléctrica?

Creo que estamos bastante avanzados en la electrificación del transporte. Hay mucho debate en Europa sobre si debe ir antes la infraestructura o el parque de vehículos eléctricos, pero el asunto ya está definido. Las grandes empresas automovilísticas europeas ya están cambiando completamente las líneas de producción, de modo que la fabricación de vehículos eléctricos es una cuestión casi automática. En la ciudad estadounidense de Palo Alto por cada 10 vehículos hay cuatro Tesla. Esto demuestra que la implementación de la electromovilidad es posible. Además, no hay problemas con el suministro eléctrico porque muchas viviendas están equipadas con paneles solares que permiten cargar los coches. Creo que alcanzar los objetivos marcados por la UE es factible.

¿Perciben un incremento del interés de los comercios y las viviendas por la eficiencia energética de sus instalaciones?

El interés está creciendo pero todavía falta mucho camino por recorrer. Hasta hace cinco años, el ahorro en los costes energéticos daba igual a los edificios y los propietarios de establecimientos. La regulación europea en esta materia y el alza de los precios de la electricidad han cambiado completamente la mentalidad que veíamos por aquel entonces.

Fuente: eleconomista.es

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